Ese chico de mirada tierna y profunda, que desde los nueve años quería triunfar en el automovilismo deportivo, cuando empezó de la mano de sus padres a descubrir los secretos del karting. El Príncipe, (así lo llamaban por su prolijidad y estilo a la hora de conducir), mostró enseguida que tenía las condiciones necesarias para triunfar en este deporte de alto riesgo, llegando rápidamente a convertirse en una joven promesa de nuestro automovilismo, de esas que faltan y que nosotros, los amantes de este deporte, solemos pedir a gritos.
El secreto no era solamente que iba rápido de verdad, sino que nunca dejó de transmitir ternura y respeto con su mirada, con una disciplina admirable a la hora de sacrificarse y por sobre todas las cosas con una gran humildad, atributo que cuesta encontrar en este ambiente y resulta ser indispensable a la hora de convertirse en UN GRANDE.
Su mirada tierna reflejaba honestidad, sus ganas de llegar le enseñaron el valor del sacrificio, y su humildad le permitió aprender rápidamente los secretos de este deporte tan particular. Supo aceptar las decisiones de la autoridad, aunque le parecieran injustas, sin generar enfrentamientos ni declaraciones estridentes.
Ayer fue comentario de todos los diarios. Quería ganar y ponerse a tiro para la definición de un campeonato. Quería festejar como lo hizo el año pasado en San Juan, cuando se consagró campeón del Top Race. Estaba feliz por su presente deportivo que compartía todos los domingos con su madre, compañera inseparable de alegrías y tristezas.
Pero hoy el destino le tenía preparada una trampa. Justo en el momento en el que se terminaba la carrera, se encaprichó en que se cerraran esos ojos de niño que transmitían tanta ternura. El destino nos puso una trampa a todos los que lo conocimos y lo vimos hacerse un lugar en el automovilismo.
EL PRÍNCIPE se fue muy temprano pero haciendo lo que más le gustaba. A nosotros nos enseñó mucho en poco tiempo. Vamos a extrañar su ternura, su humildad, su respeto y su disciplina, lo vamos a extrañar en los boxes con su madre, pero tenemos la certeza de que fue y será un ejemplo de hijo y deportista para los que amamos el automovilismo, que sin duda nos ayudará a hacerlo grande de nuevo.
Alejandro Urtubey
Presidente Top Race
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